Conocido mayormente como el creador de las leyes de la robótica, Isaac Asimov es uno de los grandes maestros de la ciencia ficción, que ciertamente conocía a la sociedad y su comportamiento como la palma de su mano, así que no es de extrañar que haya dedicado algunos de sus cuentos cortos a describir el fin del mundo de distintas formas y en distintos contextos, es por ello que te recopilamos 3 cuentos cortos donde Asimov hace sonar las trompetas del Juicio Final.
¡Ah! Pero antes hemos de advertirte que te encontrarás plagado de spoilers, así que puedes leer los cuentos primero, o bien leernos y luego completar tu experiencia directamente con las palabras del genio de la literatura.
- El pasado ha muerto
En éste cuento seguimos de cerca a Arnold Potterley, un profesor de historia antigua que lucha por el derecho a tener acceso al Cronoscopio, un visor temporal, que como un televisor, permite ver y escuchar hacia el pasado; lo cual es sumamente valioso en diferentes áreas, pero lo es mucho más para los historiadores, quienes podrían dejar de sacar conclusiones con los vestigios, y ver directamente lo que ha ocurrido en la historia; sin embargo, el profesor Potterley ya lleva dos años siendo rechazado para acceder al cronovisor en su investigación de Cartago, es por ello que decide tomar acción en sus manos y se contacta con Jonas Foster, un estudiante de seudogravítica con quien va atando cabos para descubrir que el gobierno no permite que nadie acceda al cronoscopio, y de hecho han estado haciendo fraude con las supuestas investigaciones que se han logrado gracias a dicho invento.
Guiados por la sed de conocimiento, Potterley y Foster se reúnen en las noches para investigar acerca del tema, pero es Foster quien comienza a hacer avances y descubre la manera de hacer un cronoscopio portátil, el cual, con las debidas instrucciones, podría ser construido por cualquiera en casa; pero lo que no habían pensado es en las consecuencias que podría traer éste invento en manos de una humanidad corrompida y llena de vicios y deseo que no respetan la moral ni la ética. Además de que el pasado no sólo corresponder a hace siglos, milenios, ni años, sino que incluso lo que ha pasado hace un segundo, ya es pasado.
Un extracto interesante de éste cuento corto de Asimov, es el siguiente, donde el escritor se pone del lado del gobierno, dando un poco de crédito del porqué a veces ocultan y niegan a la humanidad ciertos conocimientos:
“-Nadie sabía nada – observó Araman con amargura -, pero todos dieron por sentado que el Gobierno era estúpidamente burocrático, perverso y tiránico, y que deseaba suprimir investigaciones porque sí. Nunca se les ocurrió que intentábamos proteger a la humanidad del mejor modo posible.”
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- La última pregunta
Dentro del mundo futurístico creado por Asimov, nos encontramos constantemente con una presencia superior de conciencia propia, algo parecido a una especie de Dios tecnológico creado por los humanos, pero que a través de los años va evolucionándose a sí mismo; y el cuento “La última pregunta” no es la excepción, de hecho resulta que esta conciencia superior es el protagonista de la historia, que inicia con éstas palabras que te atrapan desde las primeras líneas:
“La última pregunta se hizo por primera vez, en medio de una broma, el 21 de mayo de 2061, en la época en que la humanidad vio la luz por primera vez. La pregunta fue el resultado de una apuesta de cinco dólares entre tragos de whisky. Ocurrió de este modo.”
Tras éstas palabras se nos presentan 3 historias diferentes con personajes en contextos muy alejados, pero que de alguna manera llegan a una misma pregunta. Los primeros divagan entre whiskys acerca de la infinidad del universo, y temen por su fin, ya que hablamos de una humanidad donde la inmortalidad es cotidiana, así que, aunque tengan por vivir muchos milenios por adelante, saben que si un día llega el fin, entonces hay gran posibilidad de que estén ahí para presenciarlo, es por ello que preguntan a Multivac si hay posibilidad de revertir el envejecimiento del universo, a lo que la máquina no puede contestar por insuficiencia de datos.
En la siguiente historia vemos a una familia mudándose de planeta, haciéndonos saber que la humanidad se encuentra en expansión, colonizando galaxias; y por una curiosidad e inocencia infantil, una de la hijas de la familia pregunta ¿cómo se puede evitar que las estrellas mueran? Lo cual es preguntado por su padre a la forma evolucionada de Multivac, que cada vez se hace más omnipresente. Dicha pregunta perdura por el tiempo, pero la respuesta siempre es que no hay datos suficientes, llevándonos a una conclusión devastadora para la humanidad, pero Asimov logra un giro interesante a la historia, situándonos en un fin inminente de la humanidad y de la existencia de todo, excepto por la forma evolucionada de Multivac, donde las conciencias de la humanidad se han fusionado en una sola, conviertiéndose en la conciencia superior del final de los tiempos.
El cuento tiene un climax interesante donde en medio de la oscuridad, aquella conciencia homogénea pronuncia: ¡Hágase la luz! Llevándonos a una cuestión interesante, ¿acaso éste final podría haber sido un inicio? ¿Una conciencia colectiva homogénea superior creada inicialmente por algo más humano, podría ser una respuesta? ¿Es la reversión de la entropía el inicio del fin hacia la entropía misma? Sin duda éste es un cuento que te deja pensando tiempo después de haberlo leído, así que te lo recomendamos.
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- La trompeta del juicio final
Asimov es tan multifacético como para poder ir de literatura científica a un cuento que se sustenta en lo religioso, y una prueba de ello es éste cuento, donde el autor describe lo que sucede al momento en que el arcángel Gabriel es enviado por el “jefe” para hacer sonar la Trompeta del Juicio Final, la cual erradicará todo en el universo, y traerá de vuelta a los muertos quienes se unirán a los vivos, en una eternidad de vacío.
“Gabriel sopló y un sonido diáfono y agudo, de perfecta modulación y cristalina delicadeza, llenó todo el universo hasta el astro más remoto.”
El cuento nos lleva de la mano de lo que vive y observa A. R. I. Mann, un empleado común que llega a trabajar a una oficina vacía, donde no hay nadie más, pues todos sabía que ese año (1957) y ese día en específico, sería el día del Juicio Final, y efectivamente, las trompetas sonaron por la mañana, sin embargo, A.R.I. continua con su día normal y presencia cómo desde la tumba llegan el padre y el abuelo de su jefe, que como todos los resucitados, van por las calles desnudos.
Después de tal escena, A.R.I. sale y se dirige hacia el cementerio, descubriendo un mundo plagado de hombres y mujeres de todas las edades vagando desnudos, de entre los sucesos que A.R.I. ve, hay uno muy fuerte cuando encuentra a una niña llorando fuera de su casa, y cuando entra a ver lo que sucede se nos relata el regreso de la muerte de un bebé, haciendo de ésta escena un suceso perturbador que nos recuerda que la muerte había llegado también a aquellos que aún con días de nacidos, no pudieron evadirla.
“Una mujer lo miró desconsoladamente desde una silla que estaba junto a una cama doble. Empezaba a encanecer. Tenía el rostro abotagado por el llanto y venas azules le sobresalían en el dorso de las manos. Un bebé rechoncho y desnudo estaba tendido en la cama. Movía los pies lánguidamente y volvía los ojos a uno y otro lado. -En mi bebé – le explicó la mujer – . Nació hace veintitrés años en esta casa y murió en esta casa cuando tenía diez días. Yo ansiaba tanto recobrarla… (…) -Pero es demasiado tarde – exclamó la mujer con vehemencia- (…) No llora. No se hace las cosas encima. No quiere leche. ¿Qué haremos? Nunca crecerá. Siempre será un bebé.”
En éste fin del mundo, Asimov nos retrata un mundo donde ya nadie crecerá, donde nadie sentirán hambre de nuevo, donde las ropas se desvanecerán, pero la lujuria y la perversión nunca interferirán. Ya no hay Sol, ya no hay planetas, los edificios se derrumban; es un mundo donde la introspección es todo lo que le queda a cada uno, haciendo de ese presente y futuro algo aterrador a sus habitantes.
“Las concepciones dantescas del infierno eran pueriles e indignas de la imaginación divina: fuego y tortura. El tedio es mucho más sutil. La tortura interior de una mente incapaz de escapar de sí misma, condenada a infectarse para siempre con su propio pus mental es mucho más adecuada. Oh sí, amigo mío, hemos sido juzgados, y también condenados, pues esto no es el cielo, sino el infierno.”
Sin embargo, Asimov no nos deja con la desolación y desesperación que pintan las trompetas del Juicio Final, sino que nos ofrece una salvación divina que es interpuesta por Eteriel, un serafín joven que busca salvar a la humanidad y al universo de tan terrible destino.
Si quieres leer éste cuento completo, aquí te dejamos el pdf.
